#LosCabos: Después de la tormenta, vienen los bisnes

Cochi

@cachobanzi

San José del Cabo y, en particular Cabo San Lucas, las construyeron en el lugar perfecto. La punta de la península tiene las condiciones ideales para el desastre natural perfecto para una urbe en el que los capitales viajan de lugares desconocidos. Las cruzan varios arroyos y ambas ciudades las destruye el vendaval, pero las rehace el capital a su antojo gracias al tránsito libre de dinero. Sin duda, el agua de la lluvia ayuda a lavar mucho más que las banquetas.

Las tormentas o huracanes no son un riesgo financiero para aquellos que urgen de deshacerse de volúmenes gigantescos de efectivo. Aquel inversor agresivo que pone su dinero en un fondo de inversión de alto riesgo, es decir, el interesado está dispuesto a ganar sin importar nada para obtener una alta rentabilidad en el menor tiempo posible. No sucede así para quienes pagaron una elevada prima de un seguro ante desastres naturales, porque sus inversiones son a mediano o largo plazo. Algunas empresas hoteleras o inmobiliarias a veces no ganan, pero sí las aseguradoras. Ya pasó una vez con el huracán Odile que hizo pedazos los edificios de endeble tablaroca.

No olvidemos a los grandes bancos mundiales que están listos a incentivar a los gobiernos latinoamericanos para crear un Fondo de Seguros para Desastres Naturales, con préstamos a 25 años con una tasa de interés que fija el British Bankers´ Association (BBA), con la finalidad de “reducir su vulnerabilidad fiscal frente a las catástrofes” (BID, 2011). Tampoco el codiciado Fondo Nacional contra Desastres (Fonden) que otorgan cuando se decreta zona de desastre.

En fin, podría seguir enlistando las formas de sacarle jugo a un desastre natural, pero es preciso señalar las serias irregularidades en el desarrollo urbano de las ciudades de Los Cabos que terminan con la vida de quienes las viven los 360 días año. En el caso de Homex construyó fraccionamientos que se vinieron abajo a causa de un arroyo en Chula Vista y Puerto Nuevo, son un claro ejemplo de cómo el sector turístico–inmobiliario están ligados. Al concretarse la venta, la desarrolladora se deslinda de lo que pueda sucederle a las personas que con sacrificio pagaron un crédito. Se levantan cada mañana para viajar a la ciudad en la que por unos cuantos pesos van a servir a los miles de turistas que llegan.

Las ciudades de Los Cabos reproducen la desigualdad pese a los millones de dólares que mueven. El negocio por encima de la vida. Al territorio lo trastocan hombres de cuello blanco muchas veces representados por mexicanos que intentan imponer una nueva territorialización mercantil que genera la expulsión de familias que no pueden rentar o comprar una casa cerca de sus lugares de empleo. Tienen que conformarse con sobrevivir en una zona de alto riesgo. El mismo presidente Enrique Peña Nieto explicó la razón: la alta plusvalía del destino turístico.

 “Lidia” dejó tras de sí la cadena de corruptelas que hay detrás de la construcción de una casa, la venta de un terreno o la edificación de hoteles en áreas de peligro. Reveló la frialdad con las que ciertos personajes ganan carretonadas de billetes. Desde lo local hasta las más altas esferas. Funcionarios públicos que son beneficiados por el poder económico, se convierten en empleados de grandes corporativos y olvidan su principal tarea que es la del estado: mejorar las condiciones de los habitantes. En cambio magnifican la vulnerabilidad de la ciudad ante desastres naturales en espera de un nuevo bisnes en la reconstrucción de un puente o el desarrollo de un nuevo bordo para desviar el arroyo y vender más terrenos.

#LosCabos: Después de la tormenta, vienen los bisnes

2 comentarios en “#LosCabos: Después de la tormenta, vienen los bisnes

Deja un comentario